¿Valmori what?

Valmori Tinieblas
4 min readNov 22, 2020

Uno de mis libros favoritos en el mundo, se llama “Casi medio año” y lo escribió Mónica B. Brozon. Lo leí en primaria y de alguna manera el profesor “de literatura” que nos había dejado de tarea leerlo, para motivarnos, consiguió que la escritora fuese a nuestra escuela a dar una plática y a contestar preguntas. Eso fue muy especial y aunque yo tendría unos 9 años recuerdo que nos contó que su libro fue publicado porque ganó un concurso y que cuando ella mandó el material se puso un alias masculino.

El libro es contado desde la perspectiva de un niño de 10 años. Entre otras cosas, a manera de diario, cuenta sus travesuras y vivencias en una CDMX en la que el pasaje de metro todavía costaba un peso. Ella nos contó que cuando los jueces averiguaron que lo había escrito una mujer no podían creerlo. Esto me pareció bastante interesante, desde entonces creo siempre quise escribir un libro y tener un alias.

Valmori Tinieblas no es el único alias que he tenido. Algunos de los que se me han ocurrido y que tal vez he usado de manera real o imaginaria han sido “Artemis Koskov” y “Roque Buendía”. Creo que mi nombre verdadero siempre me ha parecido bastante común y poder reinventarme con estos otros nombres rimbombantes fuera de lo ordinario me ha dado alegría.

Fingir que soy alguien más o ser yo mismo con la máscara de alguien que he inventado es atractivo y alentador. Creo que cada alias tuvo su historia, pero en el fondo la razón para tenerlo es clara, elegir y que no elijan por mi. Yo decido quién soy y como me llamo.

Que me guste escribir tiene que ver con que me gustaba mucho leer, empecé a leer a los 6 años y a los 8 ya devoraba libros, primero de cuentos, historias para niños y luego cualquier libro con portada interesante que se cruzara en mi camino. Mi familia se enteró de esto y en mis cumpleaños y festejos me regalaban libros. Cuando no tenía que leer bastaba con ir al librero y elegir uno de la pequeña colección de mis padres.

La mayoría eran de mi papá, de esta forma llegué a un libro que se llama “La Tumba” escrito por el mexicano José Agustín, su estilo y narrativa me atraparon. Mucho tiempo después cuando estaba estudiando letras en la Universidad me enteré que pertenecía a la corriente literaria de “La Onda” y que él no era el único escritor en ella.

Por ese hallazgo llegué a Gazapo, un libro medio raro y divertido que cuenta la historia de Menelao y sus amigos, un montón de adolescentes perdiendo el tiempo en cafés, teniendo líos amorosos y problemas familiares. La narrativa de este libro aún hoy para mí es intrigante y sigue siendo una incógnita. Es como estar en un laberinto, parece que avanzas, de pronto y sin esperarlo el autor te regresa a escenas que ya habían pasado, sutilezas que hacen que te des cuenta que es lo mismo que habías leído pero diferente.

Una cosa que me llama mucho la atención son los nombres de los amigos de Menelao (un nombre de por sí poco usual en México), Bulbo, Fidel, Nacar, Bikina y Balmori. Como lo lees con “be” de bueno y no con “ve” de veneno. Me gustó no puedo negarlo ¿Cómo se dice? “¿Bál-mo-ri ?” “¿Bal-mó-ri ?”, ¿Qué pasa si lo reinvento poquito y lo hago mío? “Val-mo-ri”.

Deben saber que no solo era “Tinieblas” en algún momento llegó a ser “Valmori Bruma Tinieblas”. Muy propio y toda la onda, 1 nombre y 2 apellidos que además juegan en la cancha de la naturaleza de los sustantivos bajo un mismo campo semántico.

En México hay apellidos muy comunes como el mío, Díaz y otros que todos tienen: Hernández, Sánchez, Rodríguez. Quería que mi alias fuese un nombre congruente, que llamara la atención, algo así como una mezcla de “Lord Voldemort” y los personajes de Kill Bill: “Black Mamba”, “Sofie Fatale”. También hay unos equipos de soccer en Argentina que tienen nombres que por entonces me llamaban mucho la atención: “Sagrado Corazón”, “Club Rosario” en esta ecuación dispersa añadan que, en la naturaleza y en las palabras, la dicotomía de la luz y la oscuridad, el bien y el mal, tienen un poder escondido que se hace presente cuando invocamos su esencia.

Tinieblas es lo opuesto a lo luminoso, lo incandescente, es una oscuridad liquida que se propaga lentamente en el aire, anula y complementa la luz, es hermoso, pero también es algo que inquieta.

Con el tiempo me di cuenta que “Bruma” era demasiado y que el alias completo o en su versión actual confunde a mis conocidos. Es difícil porque no existe el apellido “Tinieblas”, porque Valmori puede ir con “be” de “beso” y pocos los imaginan con “ve” de “verso” y porque no había previsto que en la cultura popular mexicana no existe la relación directa de “Tinieblas” con lo que a mí me gusta del sustantivo, en los 80s hubo un luchador de la AAA que se llama “Tinieblas” y es ahí a donde vuela el imaginario colectivo.

Los últimos años he pensado cada vez más en mi alias y en mi nombre, en el buscador de Google, existe “Valmori Tinieblas” con los textos que he publicado aquí y allá, si buscas mi nombre real (¿Qué es real?) no existo, aparece un boxeador y muchos otros que con mi nombre nada tienen que ver conmigo. No sé si “Valmori” siga existiendo, algunos textos los he publicado ya con el nombre de la identificación oficial, no sé si siga escribiendo y aún piense que si existen coincidencias con ese nombre tan pensado, que lleva muchas cosas que me gustan y que significan tanto, sea una prueba indiscutible de que he dejado huella en nuestro universo.

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Valmori Tinieblas

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